LA NUEVA FARC REPLICA ESTA CARTA ABIERTA DE FORMA TEXTUAL Y ADHIERE AL RECLAMO:
De
profesionales de la Salud Mental
Hacia
profesionales de la Salud
Luego
de que en las ùltimas semanas de marzo, el dirigente sindical de
UPCN Sàenz Peña, Darìo Benìtez nos increpara de forma arbitraria
e inadecuada en los pasillos de la sala; finalmente acordamos
como fecha de reunión el lunes 4 de abril por la mañana.
Cuando
hablamos de nosotras nos referimos a Natalia Marisel Ortiz,
licenciada en trabajo social especialista en Salud Mental; Maira
Puppo, licenciada en psicologìa especialista en Salud Mental; y
Nuria Benìtez, mèdica especialista en Salud Mental. Hasta el dìa
martes 5 conformábamos el equipo de gestiòn del Servicio de Salud
Mental del Hospital 4 de Junio, como jefa del servicio, jefa de
consultorio externo y jefa de sala, respectivamente. Cargo que
ocupabamos desde el mes de octubre del 2015. Cabe destacar que
nuestra elección para esos lugares de coordinaciòn, sin goce de
un sueldo extra, fue resuelto por las autoridades tanto del Hospital
como de la Direcciòn de Salud Mental de la Provincia del Chaco, con
su disposición
correspondiente.
¿Cuàles
fueron los motivios que este dirigente de UPCN anuncio para reunirse?
Ciertos trabajadores reclamaban “irregularidades en el
servicio”. No pudo allì, ni en ninguna reunión posterior,
explayarse sobre cuáles eran estas irregularidades. Antes de la
reuniòn nos planteamos muchas dudas, sin embargo creímos correcto
por el cargo que ocupábamos escuchar lo que este dirigente tenía
para decir, y ver si podíamos aclarar sus dudas o llegar a ciertas
resoluciones. Lo que tuvimos que soportar como personas y
trabajadoras en esa reunión fue algo muy distinto.
Hubo
mucha violencia, comentarios irónicos, burlas peyorativas, a Maira y
Natalia el médico de planta Alexis
Picech se nos
burló en la cara porque nuestros contratos vencen el
31 de mayo, exclamando que “nos quedariamos sin tarbajo”.
Conducta que tuvo delante del personal del servicio y de los gremios.
Nos llaman “maltratadoras” por intentar que cumplan con sus
funciones, ¿y esto que hicieron, qué es?
Cero
compañerismo, y el usuario
ni existió en el discurso de ninguno cuando reclamaban intereses
personales. Estamos indignadas desde nuestro lugares, intentamos
de que algunas personas abran los ojos ante esta situación. Estos
mismos profesionales que nos trataron de “maltratadoras” y se
propasaron con la manera de dirigirse hacia nosotras, son los que
luego se postularon como nuevos jefes. Ni mencionar a los usuarios
que esperaron durante horas a ser atendidos tanto del área de
internación como de consultorio externo.
En
la reunión hubo personal de planta (del servicio, como también de
otros dispositivos de Salud Mental como Casa de Medio Camino, Casa
Asistida y Equipo de Visita Domiciliaria), junto con los gremios UPCP
y UPCN y además residentes del servicio. No sólo justificaron
agresiones disfrazadas de reclamos laborales contra las integrantes
del equipo de gestión, sino también contra la directora provincial
de Salud Mental Magister
Gloria Reyero y contra las leyes vigentes (Ley Nacional
de Salud Mental 26.657). El médico Benjamín Sánchez Paredes
recusó que “no estamos en condiciones de ser un servicio para
agudos”, cuando la ley establece esta premisa como un nuevo cambio
de paradigma. Entendemos que este reclamo puede verse desde las malas
condiciones en infraestructura, falta de personal (incumplimiento
de la carga horaria y funciones básicas) y capacitación,
cuestiones que además como equipo estábamos trabajando, pero, ¿por
qué estos reclamos estaban dirigidos hacia nosotras?
Posteriormente
este grupo que no representaba ni el 50% del servicio, votó nuevos
jefes. Se trataba de dos médicos en una clara postura hegémónica,
cuando la ley también establece un equipo interdisciplinario. Y sin
dejar pasar tampoco que uno de estos médicos, Germán
Gialdroni ya tendría antecedentes de denuncias por
agresiones a mujeres. Y es el mismo que durante la reunión dejó
entrever que tres mujeres profesionales son incapaces de estar en un
lugar de gestión. Y citamos “se entiende que no pueden llevar
a cabo el equipo de gestión por ser mujeres”, y que tampoco podían
comunicarse por eso con nosotras. ¿Acaso son incapaces de hablar
como par con una mujer sin denigrarla? ¿Ni siquiera toleran que
estén en un lugar de coordinación?
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Acta elaborada el lunes 4 de abril |
Como
equipo, a pesar del dolor por la humillación y la violencia
insitucional que vivimos, tratamos de seguir los pasos correctos.
Comunicamos esta situación a la directora de Salud Mental por vía
telefónica y a la actual directora del Hospital 4 de Junio
personalmente. Durante todo ese recorrido continuamos siendo
víctimas de agravios y aprietes no sólo por parte de referentes de
los gremios UPCN y UPCP, sino también de nuestros propios compañeros
de trabajo (personal de planta y residentes). Ese fue, como
profesionales con una historia y un recorrido en este lugar, el
momento de mayor quiebre y decepción.
A
esta reunión, se les llamó asamblea. ¿Fue esto una Asamblea?
Quizás es necesario para estas personas y para otras que vivan una
situación similar aclarar algunos términos. La Asamblea es una
“reunión general de miembros de un colectivo para decidir sobre
asuntos comunes”. Evidentemente los asuntos no fueron comunes,
ni mucho menos hubo espacio de escucharnos allí.
También
parece necesario aclarar que los fundamentos básicos de un gremio
o sindicato es defender el derecho de los trabajadores y
trabajadoras. En cambio, se encargaron ellos mismos de generar una
situación de apriete y maltrato laboral. “¡Andate a la
mierda!, gritó la afiliada
de UPCN, Ana Collado a la médica Nuria Benitez,
cuando esta última se retira de la reunión por lo intolerable de la
misma. Afiliada que más tarde
ensordecería con aplausos a las demás integrantes del equipo de
gestión celebrando esta violencia institucional.
Y
por último, para quiénes permanecen indiferentes o callados ante
esta situación, destacar que tenemos algo muy valioso como es la Ley
de Protección Integral de la Mujer, que tipifica muy claramente
conceptos de Violencia. Del tipo:
Violencia Psicológica:
La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o
perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca
degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y
decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción,
humillación, deshonra, descrédito, manipulación aislamiento.
Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia
de obediencia sumisión, coerción verbal, persecución, insulto,
indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización,
explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier
otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la
autodeterminación.”
Y de
las modalidades:
Violencia
institucional contra las mujeres:
aquella realizada por las/los funcionarias/os, profesionales,
personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o
institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o
impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y
ejerzan los derechos previstos en esta ley. Quedan comprendidas,
además, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos,
organizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil;
Violencia
laboral contra las mujeres: aquella
que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o
privados y que obstaculiza su acceso al empleo, contratación,
ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos
sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la
realización de test de embarazo. Constituye también violencia
contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de
igual remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el
hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una
determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral;
Pero
vamos a aclarar para quiénes no estén empapados/as en nuestra
labor: el real disparador de este apriete surge luego de que como
equipo de gestión comunicáramos a quienes integran el equipo de
Visita Domiciliaria del Servico que este dispositivo se suspendería
momentáneamente hasta reorganizar las horas laborales de sus
miembros y las actividades hechas. Este equipo está conformado
por el médico de planta, Alexis
Picech; la asistente social Cinthia
Gómez, y el enfermero especialista José
Luis Pacheco. No nos escucharon allí, ni
posteriormente, además de acusarnos de autoritarias y hacer correr
falsas acusaciones y palabras que nosotras nunca dijimos. El
dispositivo de Visita Domiciliaria que debería ser clave en el
asunto de reinserción social de usuarios y usuarias venía
funcionando de manera irregular. Es decir, con excusas viciadas por
parte de sus miembros y sin informes claros ni actualizados sobre el
trabajo realizado. Desde el
mes de octubre hasta la actualidad no han presentado ningún informe
del trabajo realizado, no hemos firmado ni siquiera “un”
recibido.
Otra
acusación que corrió fuertemente como fundamento de este apriete
fue que las compañeras Natalia Ortiz y Maira Puppo no podían ocupar
su cargo por ser personal contratado. Vamos a decir, porque de
nuestra parte sí nos tomamos el tiempo y la responsabilidad de
consultar los términos legales, que esta idea no tiene fundamento
escrito.
Con
mucha resistencia por parte de este mismo grupo de personas, que
pusieron trabas a cada uno de los procesos de transformación,
tratamos de hacer. Organizamos
cronogramas con el personal de planta para que cubran las admisiones,
interconsultas, consultorio externo y la sala de internación con el
objetivo de que cumplan al menos de 50% de su carga horaria (44hs
la gran mayoría), se estaban modificando las normas del servicio
conforme a las leyes vigentes, casi cotidianamente se intentaba
obtener respuesta de las autoridades para conseguir mejoras en el
edificio institucional que está en pésimas condiciones, fomentamos
y acompañamos la reinserción social de los usuarios, habiendo en la
actualidad sólo 5 usuarios de larga internación (crónicos),
supervisiones constantes de nuestras prácticas con la Dirección de
Salud Mental. Gestionamos la quita de tejido de nuestro
servicio en pos de una verdadera salud mental para cada integrante
del servico y la comunidad,. Además de apostar por la continuidad
de las asambleas reales (dicho sea de paso, asambleas donde muchos de
este grupo no asistían ni participaban), siendo este un lugar donde
se planteaban líneas de trabajo en común. Planteabamos
la toma de decisiones conjuntas apuntando a las relaciones
horizontales y no verticalistas.
También
hemos puesto de nuestro tiempo libre y recursos económicos
propios para viajar a Resistencia y participar de las reuniones en
defensa de los puestos de trabajo perdidos en estos últimos meses
y que afectaba a dos de nuestros compañeros. También por fuera
de nuestra carga horaria habitual, nos preocupamos por tener
instancias de capacitación y buena calidad de formación para la
residencia, gestionando espacios y siendo nosotras mismas
instructoras. Aportamos en la refuncionalización de los equipos de
internación, en pos de las externaciones de usuarios de largo
tratamiento que se encuentran hace más de 20 años en el servicio.
Es
de destacar también que en los últimos tiempos compañeras han
sufrido acoso laboral sexual por parte de un auxiliar de
enfermería, situación en la que se intervino y en la actualidad el
personal fue trasladado de Servicio. Otra vez vulnerándose los
derechos de las mujeres. “Usan calcitas” escuchamos el otro
día por los pasillos del establecimiento, otra muestra de machismo.
¿Y las igualdades?
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Dos de los agresores del gremio UPCN |
Por
último, luego de este terrible episodio vivido, los agravios por
parte de Alexis Picech y
Cintia Gómez continuaron hacia la compañera Natalia
Ortiz al día siguiente. Hacíendo oídas, invadiendo el espacio
común En un momento el médico Picech dice: “Ahora estamos en
igualdad de condiciones”, solicitando
guardar en su armario el acta de reuniones del Servicio; acta que
está a cargo de Natalia Ortiz, última jefa de servicio, hasta que
se haga entrega a las nuevas autoridades.
Tenemos
algo para responder a esto: No. Está claro que no es así. No sólo
porque nosotras tenemos la conciencia limpia como profesionales de
haber cumplido con nuestro trabajo, nuestra carga horaria y
nuestros objetivos por el bien común de este servicio sino
también como personas, de jamás haber perseguido ni insultado
individual o ideológicamente a ninguna compañera o compañero. La
ética y el compromiso inalterado de incluir a usuarias y usuarios en
un proceso de atención donde se los/as vea como persona sujeto de
derecho con un trato especializado, digno y humanizado.
No.
No estamos en igualdad de condiciones mientras la
discriminación por género siga siendo un estandarte entre el
personal masculino, y avalado o aceptado silenciosamente por las
compañeras mujeres.
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A un costado, el violento Darío Benitez de UPCN y al otro de rojo, Ana Collado, agresora |
Dejamos
en claro que esto no es una cuestión personal, es una situación
de discriminación y desamparo que se vive sistemáticamente en
nuestro servicio, como creemos sucede en muchas otras instituciones.
Es la hora de no callarse, de tomar nuestra voz y decir lo que pasa
sin miedo. Estamos convencidas de que llegó el momento de ir de
frente y denunciar de frente; que es también hacer las cosas
diferentes a como se hicieron anteriormente en la que este tipo de
agravios a los derechos humanos eran naturalizados, callados y
ocultados.
En
un momento de crisis institucional y estatal en la que deberíamos
estar unidos y unidas para la defensa de lo logrado, lo que más nos
decepciona y duele es desde quiénes vinieron estas agresiones.
Porque de las autoridades provinciales y del hospital hemos tenido la
recepción políticamente correcta. De los gremios sólo la
instigación para que esto ocurra.
Actualmente,
el servicio de Salud Mental se encuentra acéfalo. El dia martes
5 de abril no hubo personal médico que cubriera la guardia, y el
área de Docencia e Investigación autorizó que los/as residentes de
guardia se retiraran. Estas ausencias son las que marcan un enorme
retroceso ya que hay un daño directo también en los/as usurios/as
que no recibieron la atención adecuada. Esperamos esta
situacion pueda revertirse lo antes posible.
Este
tiempo de crisis y angustia personal nos hizo entender cuánto valor
y peso tiene para toda una sociedad ese lema que ya todo un
movimiento hizo propio:
CUANDO
TOCAN A UNA, NOS TOCAN A TODAS.
Nuria Benitez Maira
Puppo Natalia Ortiz
Trabajadoras de Salud Pública
del Chaco
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Personas esperando ser atendidas, mientras se daba este ataque grupal |